24/3/07

GÓNDOLA

Ha muerto Antonio Navarrete.

Antonio era poeta, y era profesor, y era amigo de sus amigos.

Si es cierto lo que se dice, de que no es más rico quien más dinero posee, sino quien tiene mejores amigos, Antonio era de los que engrosaban nuestra riqueza.

Como poeta poseía varios premios:
Primer premio de "Poesia de la Caja de Ahorros de Granada"
Segundo premio "El Olivo" de Jaén,
Premio" J. Gutierrez Padial de la Diputación de Granada,"
Premio "Ciudad de Jaén",
Premio "San Juan de la Cruz", de Ávila.

Conservo con cariño escritos suyos que solía enviarnos, como su "Poema de Otoño", que ese año quiso dedicárnoslo a Eduardo y a mi. Y conservo sus villancicos de las Navidades. Y una carta que releyéndola me conmoví al ver cómo los dos recuerdos que él más conservaba de nuestro primer encuentro en Baeza, eran los mismos que recordábamos nosotros. Uno era la noche aquella que reunidos un pequeño grupo de buenos amigos, al amor de la lumbre en la chimenea de su cortijo en Quesada, refugiándonos de los primeros frios del otoño jienense, él nos leía versos suyos, que nosotros alternábamos con poemas de cuando Machado estuvo por esas tierras. El otro era de cuando en esos mismos días visitando el nacimiento del río Guadalquivir, él, con esa satisfacción que da el saberse poseedor de algo que amaba tanto, como en este caso era su tierra y la poesía, citó las bellas palabras, también de Machado: "¡Oh Guadalquivir! Te vi en Cazorla nacer: hoy en Sanlucar morir. "

Pero esto queda ya en el recuerdo, porque Antonio ha muerto. Murió físicamente hace unos días, pero psiquicamente hace unos años, cuando una despiadada enfermedad se apoderó de él. La vida a veces pasa factura a personas que poseen una sensibilidad tan acusada como es la de los poetas, y Antonio tenía esa sensibilidad y Antonio pagó su precio. Entonces renunció a todo y también renunció a los amigos. Nosotros, como le conocíamos, le entendimos y seguimos considerándonos amigos suyos. Pero ya no le tuvimos.
Ahora lo que tenemos son sus recuerdos. Yo me voy a quedar con uno, que quiero que sobresalga sobre todos los demás, y recordarlo siempre así:
Nos contaba cómo un día estando en la clase que daba en un colegio de Granada del que era profesor, comentó con esa mezcla de melancolía y de humor que da la edad, que debido a los años que ya iba cumpliendo, era lo que los jóvenes llamaban "carroza". Una alumna levantó la mano queriendo intervenir, y así lo hizo: "Don Antonio, usted no es "carroza"; usted es "góndola". No pudo estar más acertada.
Espero volver al río Guadalquivir, y sé cierto que lo primero que veré será una góndola meciéndose por sus aguas; y esa góndola serás tu, y yo te diré: Hola Antonio.
A Yeya, con cariño.



2 comentarios:

América dijo...

Hola Ramona preciosa entrada y homenaje a tu amigo....

Ramona dijo...

Gracias, América.