27/11/06

Recuerdo

Dentro de la historia del flamenco, tenemos tres cantaores que, personalmente a mí, me conmueven de una manera muy especial.

No me estoy refiriendo a cómo decían el cante, puesto que de uno de ellos no conocemos ni su voz ni su forma de cantar, por ser anterior al invento del gramófono. De los dos restantes contamos con algunas grabaciones, escasas y que se prodigan poco.

Mi atracción se debe más bien, ciñéndome a lo poco que de ellos conozco, a su situación y forma de estar en la vida.

Se trata de Tío Luís el de la Juliana, Tía Anita La Piriñaca, y Manolito el de María.
Los cito por orden cronológico, ya que es esto únicamente lo que me los sitúa en un lugar u otro, sin que medie preferencia ni distinción alguna.

A los tres quiero dedicarles mi humilde recuerdo.

Tío Luís el de la Juliana, es el primer cantaor del que se tiene referencia escrita. Nació en el siglo XVIII, posiblemente en sus comienzos, pues en 1770 ya se le conocía como “Tío Luís”. Era un modesto aguador de Jerez que llevaba el agua de la fuente de los Albarizones. Compuso varias tonás, entre ellas la Toná del Cristo, y la Toná de los Pajaritos.
En su ir y venir cantaba y cantaba, y yo creo, que también entre cante y cante pregonaría su trabajo, como era lo habitual de la época.
Pensando en ello, he querido componerle este pregón, para que donde estés, tío Luís, te pido que lo cantes.
Pregónalo tío Luís, pregónalo:

Es de los Albarizones,
Llevo el agüita señoras,
Llevo el agüita señores,
Mocitas, mocitos, todos,
Es de los Albarizones,
Compradme, compradme el agüa,
Quita penas y dolores,
Compradme el agüita fresca,
Es de los Albarizones.



De Tía Anita la Piriñaca, sabemos que de puertas a fuera, empezó a cantar muy tarde, ya que por deseo de su marido, dejó el cante al casarse, y hasta que no enviudó y crió a sus hijos, no lo recuperó. Nunca cantó profesionalmente. Se cuenta que se la veía en la puerta de la taberna mendigando una moneda, a cambio de sus cantes. Su triunfo llegó con la grabación del primer disco cuando tenía 60 años.
Cuando a tía Anita le preguntaban qué sentía al cantar, respondía: “Cuando canto a gusto, la boca me sabe a sangre”.
Tía Anita: Tu sentimiento encierra todo el ser del flamenco: “Cante que sangra”


Manolito el de María, era pobre, muy pobre. Vivía en una cueva con una sola habitación, y no poseía nada. Todos le querían.
Le preguntaron por qué cantaba y respondió: “ Porqué recuerdo lo que he vivido”
Manolito María, fuiste pobre pero grande. Tu grandeza estuvo por encima de la pobreza que te rodeaba.

Tío Luís, Tía Anita, Manolito María:
Habeis tenido muy poco, y nos habeis dado mucho. Nos habeis dejado vuestro cante. GRACIAS.

2 comentarios:

Anonymous dijo...

hola Ramona,estoy repasando tu blog y me maravillo de lo que sabes y lo bien que escribes,eres unica,por tu gran aficiòn tedrias que bailar las alegrias mejor que nadie,pero todo no se puede tener.Continua publicando.Por cierto tengo puesto el C.D. de Carmen Linares,como ves hago los deberes aunque no me luzcan.besos.nos vemos.toñi

Ramona dijo...

Toñi:
No te canses de escuchar y escuchar.Esto es lo que dicen los cantaores antiguos;repasa "Puro y Jondo" que sé que lo tienes, te darás cuenta que todos insisten en ésto:"escuchar de nuestros mayores". Es una frase que no se les cae de la boca., y algún día ¡Zás! ya lo tienes.

Hasta pronto.

RAMONA