Cádiz (VI)

Camarón de la Isla 

Ha llegado el momento de cumplir el otro objetivo de mi viaje a Cádiz: dedicarle un recuerdo a Camarón de La Isla en la conmemoración del 20 aniversario de su muerte.

Mucho se está haciendo y hablando de ello durante todo lo que va de año, y seguro que cuanto pudiera yo añadir no sería más que repetir sobre lo mismo.

Me he limitado a visitar su tumba: un mausoleo realizado en piedra de granito verde obra de Mármoles Aillón de Cádiz, y la fundición en bronce de Salteras de Sevilla; con la escultura de él, esculpida por Alfonso Barraquero, de La Isla. El diseño general del catafalco es de Manuel Correo Torero, y la forja de hierro de Francisco Fernández, de Jerez.

Camarón, quien "volando fue, volando vino y se entretuvo en el camino" para dejarnos un cante hoy difícil de negar, tiene su ser repartido, el espíritu está con los suyos: su familia y el estrecho núcleo de personas que le acompañaron; los restos mortales aquí, en el cementerio de San Fernando, para cuantos deseemos acudir a rememorarle.

Esto es únicamente lo que puedo hacer, a la par de extender aquellas palabras que para todos dejó escritas en una nota que el personal del hospital encontró días después de su muerte y que enviaron a su familia:

(Nota extraída del libro: La Chispa de Camarón) 

Y ya digo adiós a Cádiz: 

adiós barrio de Santa María, del Pópulo, La Viña y El Mentidero, 

adiós puesta del sol en la Caleta, 

adiós gentes abiertas y acogedoras… 

No me marcharía, pero cada cual tiene su sitio; y como dicen ellos: 

“Lo siento, quillo, pero too er mundo no pué ser de Cái”